AMORAE
Nacido de Ameno. Nombrado por el amor.
Amorae fue concebida en Roncesvalles, donde cada piedra lleva el peso de siglos, de batallas libradas, promesas hechas y oraciones sin respuesta.
Ameno fue el cántico que abrió la puerta, un llamado inquietante que despertó algo más antiguo que la memoria.
De ese eco surgió este anillo.
Amorae no es sólo una reliquia del pasado.
Es una declaración de amor, un voto fundido en oro.
Un símbolo de devoción, de un amor sagrado,
Suficientemente fuerte para desafiar el tiempo, el silencio y la distancia.
Fusiona lo que fue con lo que será.
Un sello radical forjado a partir de la sabiduría antigua y la imponente gracia de las catedrales góticas.
Lleva el murmullo de los paladines y la sombra de las espadas perdidas,
El pulso de vidas pasadas… y el desafío silencioso de un pueblo que nunca se doblegó.
Llevar el sello Amorae es como llevar una fuerza silenciosa.
Una mezcla de armadura e himno.
No reposa en tu mano, permanece contigo.
Como una promesa susurrada bajo el ruido.
Como un recuerdo grabado en tu piel.
Una presencia. Un pulso. Un poder justo debajo de la superficie.
Un tributo en metal y espíritu
Realizado en oro blanco y coronado con un zafiro de talla cojín, Amorae es más que un anillo.
Es una promesa forjada para quienes llevan el amor como estandarte y llevan el compromiso como una segunda piel.
En su centro se yergue la cruz VERGEZ: cuatro lirios unidos en geometría sagrada, formando un himno silencioso en metal precioso. No es solo un engaste, sino un escudo.
Cuatro espadas desenvainadas para proteger lo sagrado.
La piedra brilla como un cristal de catedral, fracturada, luminosa, renacida.
Tan profundo como la memoria, tan puro como un canto sagrado.
Una ola una vez surfeada… recordada para siempre.
Desde arriba, el anillo revela pétalos moldeados por la fuerza y la ceremonia, un ritual convertido en escultura.
Desde un lado se alza como un bastión.
Un monumento.
Una reliquia que parece que siempre fue tuya.
Este es mi homenaje.
A vidas pasadas.
Amar que perdura más que el silencio.
Al espíritu vasco que custodia la tierra y el corazón.
A Ameno.
A ERA.
Al metal.
Al canto que abrió una puerta en mí, y nunca la dejó cerrar.
El Sello Amorae es para aquellos que todavía pasan por esa puerta, con amor en el pecho y fuego en el alma.